Cervezas monacales y navideñas.

Con la llegada del Adviento los
monjes de los monasterios cristianos centroeuropeos elaboraban unas cervezas,
que son las comercializadas como navideñas.

Se define a la cerveza como una
bebida alcohólica fabricada con granos germinados de cebada u otros cereales,
secos y tostados, fermentados con levaduras en agua y aromatizada con lúpulo u
otros ingredientes.

Su origen se remonta a siete mil
años en Oriente Medio, en Mesopotamia, siendo la evidencia más antigua
documental una tablilla de arcilla que reflejan a personas tomando cerveza de
un mismo recipiente, y otra de la época de los babilonios en el que explican su
elaboración.

Generalizada esta la
consideración que su descubrimiento fue casual, y que su desarrollo e historia
es también el de la agricultura. Babilonios, sumerios, egipcios, griegos y
romanos la tuvieron como un elemento esencial en su dieta, y civilización a
civilización ha llegado hasta nuestros días.

Como se dijo en su definición,
cuatro son sus ingredientes principales: agua, cebada, levadura y lúpulo. Y
aunque todas las cervezas se elaboran de la misma forma, el resultado es casi
infinito, dependiendo entre otros factores de los diferentes ingredientes
utilizados y sus proporciones y de los métodos de elaboración realizados.

Consideradas como alimento, una
buena parte de su historia se gestó entre los muros de los monasterios
cristianos, quienes tras la caída del imperio romano cumplieron una importante
función como centros de conocimiento y saber, entre ellos el de la cerveza.
Conservaron los secretos de su elaboración y desarrollaron importantes recetas
para que las enriquecieron, realizando 
producciones a gran escala, perfeccionadas con estudios de su proceso
productivo y el uso del lúpulo, que hacía las funciones de conservante  marcando el fin de las cervezas turbias y
dulces.



La iglesia centro europea ostentó
durante largo tiempo el monopolio en su elaboración y comercialización y su
consumo siempre estuvo permitido a los monjes, incluso en cuaresma. Especial
relevancia tuvo en esta faceta la orden Trapista, escisión de la del Cister,
quienes se asentaron principalmente en Francia, Bélgica y Holanda, siguiendo
como máxima la regla de San Benito y su mandato de Ora et Labora (reza y
trabaja), teniendo entre sus actividades el trabajo agrario y la elaboración de
vinos, licores y cervezas.

El duro clima invernal de centro
Europa y sus gélidas temperaturas, unido a los largos ayunos de Adviento que
debían de realizar los monjes y compatibilizarlos con la realización de sus duros
trabajos habituales, y con ello la necesidad de ingerir productos con poder
calorífico les hizo agudizar el ingenio, especialmente a los de la orden
trapense, quienes solicitaron al Papa poder elaborar en época invernal unas
cervezas con unas connotaciones totalmente diferentes, con un alcohol más
elevado, mayor cuerpo y más potentes con el fin de poder aminorar las
connotaciones adversas, objetivo que consiguieron.



Nacen así un tipo de cervezas que
han llegado hasta nuestros tiempos y que se denominan y comercializan como
navideñas, aunque en realidad son una variante de las cervezas trapenses
habituales. Por lo general son de fermentación alta, entre 15º y 24º; realizan
una segunda e incluso una tercera fermentación en botella con añadido de
azúcares y levaduras y su graduación alcohólica va desde los 7 hasta los 15
grados.

Las cervezas denominadas
navideñas no constituyen ningún estilo en si mismo, son las elaboradas en la
época invernal, en los meses de noviembre y diciembre, que se caracterizan por
un incremento en su cuerpo y grado, conseguido con triples y cuádruples
fermentaciones, y una variada y alta intensidad de aromas y sabores más dulces,
fruto del añadido de especies y frutas; así como colores y toques tostados  provenientes de un mayor tostado de la
cebada, sin apenas utilización de lúpulo que hace la función de conservante,
teniendo evoluciones diferentes a lo largo de su período de consumo, llegando
algunas a conservarse perfectamente más de cinco años.

Cervezas de temporada, que gozan
de una gran popularidad entre el público cervecero, que disfrutan de ellas en
una época del año que cuenta con una iconografía propia que se refleja en el
decorado de las botellas, cuyos contenidos, formas y colores son también
diferentes a las habitualmente comercializadas.

Nombres como Busch Nöel, Chimay
Gran Reserva, Gulden Draak, Het Kapittel, Pere Nöel, Samichlaus, Samuel Smit,
Shepherd Neame Christmas, Spencer, St Bernardus, o Weihensephan, entre otras, forman
parte de la amplia oferta que se comercializan en nuestro país.

 


 

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“La cerveza es la prueba de que Dios quiero que seamos felices”. Benjamín
Franklin (
1706-90)
filósofo, físico y político estadounidense.

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